Mucha de la razón para la rivalidad entre estos equipos nace mucho antes del campo de juego, y es por las diferencias entre las dos ciudades que ellos representan. En una mano estaba el Real, quien simpatizaba con el General Franco y la oligarquía. Del otro lado estaba Barcelona, con su orgullo por sus raíces catalanas y con el presentimiento de que Franco estaba al acecho. Y tenían razón, ya que los franquistas querían borrar cualquier diferencia cultural, así como pretendían disasociarlos de su historia y raíces catalanas.
Tomado del artículo de Carlos Pérez de Radio Universidad 102.3 fm