“Me fui porque mi novio me lo pidió y a la vez lo hice para tener una vida mejor”. Esas fueron las palabras que dijo, una joven de 25 años de edad, a la que llamaremos Ana María, una muchacha de tez blanca, sonrisa de niña buena, ojos claroscuros, cabello negro brillante como luz, egresada de ingeniería en sistemas de la UCA y originaria de San Marcos, Carazo, decide abandonar su país que la vio nacer y crecer para irse a Miami Florida, junto a su novio, a quien llamaremos José Manuel originario de la ciudad capital.
Era 25 de diciembre de 2010, la blanca Navidad se tiñó de negro al verla partir. Después de una buena desvelada, se alistaba para esperar el gran viaje fuera de Nicaragua. A las 7 de la mañana, Ana María, estaba lista. Cuando se despidió de su abuelo las lágrimas no se hicieron contener en un valle de sufrimiento de la ausencia del calor de ese ser tan especial.
Las 8 de la mañana, Ana María y José Manuel llegó al aeropuerto de Managua, Augusto C Sandino para abordar un avión que la llevaría a Estados Unidos exactamente a la ciudad de Miami. Casi toda su familia, primos, hermanos, tíos, amigos cercanos estaban para darle el último adiós.
A las 8:30 a.m. Ana María se despedía de su familia, con lágrimas en los ojos, llantos de muerte anunciada, sufrimiento eterno y nostalgia. Al entrar a la sala de abordaje del vuelo que la llevaría a Miami, la ultima seña que hizo fue un movimiento de mano simulando un adiós pronto y seguro. José Manuel hizo lo mismo, pero su impacto no tuvo efecto como el de su novia, ya que no sentía el dolor de dejar a sus parientes, ya que estos estaban en Miami. De allí solo se supo que estarían muy pronto dentro del avión.
Al llegar a la casa, la familia de Ana María sentía el vacío interior de una integrante menos, solo una fotografía colgada en la pared, reflejaba la presencia de ella y evidenciaba que “Aquí vivió una muchacha llamada Ana María”
Contacto después del viaje
Me contacté con ella después del viaje, vía Skype, y lo primero que preguntó fue que si su familia se encontraba bien, que le mandasen saludes a gente conocida, y lo mejor que dijo fue que nunca lo olvidasen.
“Estoy bien, aunque me hacen falta, mi familia”, en eso se puso a llorar y empezó a escribir una frase que decía: “Cuídate, te quiero mucho”
Cuando se le preguntó qué haría durante su estadía en Miami Estados Unidos responde: “Esperaré seis meses o más para que me den la residencia americana y luego me casaré con mi novio (José Manuel), para formar una familia y ser felices. El está trabajando en algo relacionado a sistemas, y con eso sobrevivimos hasta que yo pueda trabajar”.
Con los nervios mas someros nos cuenta que por el momento está en la casa de su suegra, y luego José Manuel, buscaría la manera de alquilar un apartamento, para llevar una vida independiente.
“Mas luego pienso estudiar, ingles para adaptarme un poco más al ambiente de acá, es difícil porque estas lejos de tu tierra, pero lo que te queda es vivir”.
No piensa en casarse todavía, pero no lo descarta como una solución a los problemas emocionales, pero el momento llegaría. Cuando trabaje buscaría la manera de enviar ayuda a su familia mensualmente, aportando así a la economía nicaragüense por medio de la inyección llamada remesas.
“Me seguiré contactando con mi familia todos los días”. Aunque por vía telefónica, vía internet, Facebook, Skype u otra manera lo voy a hacer para saber cómo están ellos, y poder acompañarlos siempre y no abandonarlos.
“No sé cuando volveré, pero volveré pronto” cuenta Ana María. Probablemente llegue a Nicaragua en tres o cinco años, pero mi novio, llega a finales del 2011, para visitarlos y saber cómo se encuentran. Es seguro que llegue, se los aseguro.
Hace pocos días me di cuenta que ella se comunica todos los días con la familia, todavía no ha contraído matrimonio, su novio conserva el trabajo, y afirma que su “luna de miel” será inolvidable.
Lo cierto que esta india caraceña y nica de corazón no se olvida de su tierra que la vio nacer hace 25 años, en la Tierra de los Chilotes, pero lo más importante es que siempre te puedas comunicar con tu familia para sentirlos a ellos y a tu país hasta que regreses al lugar más bonito que es: La linda Nicaragua.
NOTA: La historia es real. Lo único que no concuerdan son los nombres, ya que la entrevistada pidió que no se publicara su nombre real y el de su novio. Hubo datos que fueron omitidos para contar más breve el relato.
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