El Gigante: Obra teatral callejera de las fiestas patronales de Diriamba

 Esta información fue tomada del periódico HOY elaborado por la periodista Jessly Obando González


El pasaje bíblico de la lucha entre David y el gigante Goliat, junto al representante de la histórica guerra entre árabes (moros) y españoles (cristianos) que duró más de tres siglos, es la fusión que se aprecia en el baile de El Gigante, uno de los tantos atractivos culturales que ofrecen las fiestas patronales de Diriamba en honor a San Sebastián.

El espectáculo inicia al son del pito y el tambor, cuando los 24 bailantes que representan los bandos enemigos, moros y cristianos, se dividen. Al centro se impone la figura del Gigante Goliat que se diferencia del resto, porque su máscara tiene la marca de una herida en su frente, que es la pedrada que recibió de David. Con movimientos retadores, Goliat baila entre las filas mostrando su espada mientras el rey Saúl, La Floripa (hija del rey) y el Gigantillo (hermano de Goliat) observan atentos cuando la figura de David tira la piedra y lograr vencer al enemigo ante el asombro de los moros.

 Aunque se desconoce con exactitud cómo y cuando llegó este baile a las fiestas de San Sebastián, la familia que por tradición se ha encargado de bailarlo por tres generaciones que suman más de un siglo, son los Potoy, explica Octavio Argüello, historiador y maestro diriambino.

Origen 

El mensaje central de esta obra es la exaltación de la fe cristiana, lo que confirma que fue traída y enseñada por los españoles, tal como se hacía desde el siglo XIV en las procesiones callejeras del Corpus Christi en España, según cita un estudio realizado en la Universidad de Málaga sobre las Fiestas Hispanas de Moros y Cristianos. El porqué de tantos elementos históricos con diferencias de épocas que convergen en una sola pieza, se debe a que en España se utilizaban los elementos teatrales para ilustrar las creencias del catolicismo y atraer a los espectadores. Una de ellas era la de David y Goliat, las danzas de Moros y Cristianos con palos o espadas fueron otro elemento que se agregó posteriormente, refiere este estudio. El vestuario se reconoce, porque todos usan sombreros que van adornados con espejos y flores; chalecos adornados con lentejuelas, chaquiras y monedas, y llevan delantales con monedas de adorno.

También portan mascaras, pañuelos en sus brazos, una espada de madera en la mano derecha y un carriel (especie de pandereta) en la izquierda.