A las mujeres les gustan los hombres. Esta frase que parece tan básica esconde uno de los más grandes secretos.
La definición “a las mujeres les gustan los hombres” no apunta al sentido literal de la palabra “hombre” como sustantivo, sino como adjetivo.
Y, como adjetivo, la palabra “hombre” define solamente a “cierto tipo de seres humanos de sexo masculino”.
Diferenciemos entonces el sustantivo “hombre” del adjetivo “hombre” y llamemos a este último “verdadero hombre”.
El verdadero hombre no solo se diferencia del sexo femenino por obvias razones, sino que…
-El verdadero hombre tiene orgullo, dignidad y amor propio.
-El verdadero hombre no se somete a humillaciones.
-El verdadero hombre sabe decir “basta”.
-El verdadero hombre no depende de nadie para vivir.
-El verdadero hombre no suplica atención, no mendiga amor.
-El verdadero hombre jamás es digno de lástima.
-El verdadero hombre cuando cae se levanta y, aunque herido, sigue adelante.
-El verdadero hombre se fortalece con el sufrimiento.
-El verdadero hombre confía en sí mismo.
-El verdadero hombre sabe lo que vale y hace respetar ese precio.
-El verdadero hombre no le quita la vista a la realidad por dolorosa que sea.
-El verdadero hombre ama, pero no es esclavo de ese amor.
-El verdadero hombre no permite que jueguen con él.
Para los muchachos que estén leyendo esto…
A cada uno de ustedes le cabe la definición de hombre como sustantivo. ¿Les cabe también la definición de hombre como adjetivo? Si la respuesta es no, les tengo una buena noticia: Los hombres nacen. Los verdaderos hombres se hacen.